No me gustan los himnos nacionales, sobre todo cuando se erigen como símbolo de un nacionalismo a ultranza y excluyente. Pero como en toda regla hay excepciones, La Marsellesa que se canta en la incombustible película Casablanca, aún me emociona y consigue provocar en mí una extraña sensación de victoria ante lo que supuso el nazismo. No tiene precio la escena en la que la orquesta y los franceses que se encuentran en el local hacen callar a los nazis, ahogando con sus voces las de los militares alemanes presentes.
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1 comentario:
Totalmente de acuerdo contigo, no me gustan los himnos, y la Marseillaise especialmente no me gusta, hay una parte muy sangrienta en la letra pero supongo que como en la mayoría de los himnos, pero cuando la escucho en Casablanca no puedo evitar emocionarme.
Abrazos!
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